La inteligencia artificial permite fumigar cultivos sin riesgos para la salud

Cuando en el hemisferio norte promedia la primavera, los extensos campos de maíz y soja comienzan a sufrir su primer ciclo de fumigación con herbicidas de la temporada, algo que continuará hasta los primeros días de julio.
Si bien algunos de los agricultores seguirán utilizando el derrochador proceso de fumigar al voleo con pesticidas para erradicar las malas hierbas, ya hay otros que han hecho la transición a la inteligencia artificial y la tecnología de aprendizaje profundo del sistema de fumigación de precisión de Greeneye Technology de Israel que les permite utilizar menos herbicida para tratar con precisión a los cultivos.
Nadav Bocher, director ejecutivo y cofundador de Greeneye Technology, le dijo a NoCamels que en su tercera generación mejorada, el preciso sistema de pulverización ya les ha ahorrado a sus clientes una media del 88 por ciento en el coste de los herbicidas.
De acuerdo con el directivo, el uso de herbicidas es una de las mayores amenazas para la producción agrícola a nivel mundial y en la actualidad la forma más común de lidiar con las malezas es rociar herbicidas en todo el campo, varias veces por temporada, año tras año, aunque la infestación real de malezas pueda ser tan baja como del 10 por ciento.
«Lo que nuestra tecnología permite es que los agricultores sean muy precisos y rocíen sólo las malas hierbas. Es una situación desafiante ser un agricultor de maíz o soja y poder ahorrar tal magnitud de productos químicos. Esto genera múltiples beneficios», explicó Bocher.
Es que al reducir la cantidad de herbicidas químicos que utilizan los agricultores, el sistema también tiene un impacto ambiental y de salud significativo, además de los ahorros financieros para los agricultores que luchan por seguir siendo rentables.

Según Greeneye, los agricultores gastan más de 30 mil millones de dólares en herbicidas cada año (la revista agrícola en línea Ag Web predice que el costo de los químicos podría aumentar hasta 100 dólares por cada 0,40 hectáreas en 2025) y muchas malezas han desarrollado resistencia como resultado de fumigaciones indiscriminadas que pueden conducir a una epidemia global y crear una amenaza real para la producción de alimentos.
Además, los millones de litos innecesarios de herbicidas que se rocían cada año causan una grave contaminación del suelo y el agua, y exponen a los consumidores y agricultores a riesgos para la salud.
En ese sentido, el sistema de pulverización de precisión de Greeneye, que se puede adaptar a cualquier marca de maquinaria pulverizadora que ya posean los agricultores, permite utilizar la tecnología de precisión ecológica en la toma de decisiones de campo en tiempo real.
Hoy, agricultores con operaciones de tamaño mediano a grande en siete estados del Medio Oeste de EEUU lo utilizan ya que el sistema diferencia las malezas de los cultivos, rociando solo a las primeras y reduciendo el uso de herbicidas hasta en un 90 por ciento, identificando así las malas hierbas hasta el nivel de especie para combatir a aquellas resistentes a los herbicidas.
Bocher explicó que en un principio los agricultores estaban entusiasmados con el nuevo sistema que Greeneye introdujo en el mercado en 2022 después de cinco años de desarrollo intensivo, pero con el escepticismo natural inherente que implica llevar tecnología de productos innovadores al mercado, necesitaban ver que el sistema realmente funcionaba.
«El solo hecho de ver con sus propios ojos que realmente funciona generó la convicción. “Una vez que el agricultor lo ve, es una obviedad porque los beneficios financieros son muy significativos. Nuestra interacción es con agricultores muy innovadores que adoptan tecnología de forma regular, y que siguen intentando superar los límites del rendimiento que pueden obtener de sus explotaciones. Son clientes muy inteligentes que entienden de tecnología», describió el ejecutivo.
Actualmente, Greeneye Technology, con sede en TeL Aviv, se concentrando en utilizar la tecnología central que desarrolló para la primera aplicación comercial en el Medio Oeste de EEUU. Pero, según Bocher, en el futuro se podrá utilizar además de los herbicidas, por ejemplo para detectar enfermedades, protegerse de insectos y proporcionar una nutrición adecuada a las plantas.
Bocher añadió que el problema que la empresa está resolviendo no es exclusivo de los agricultores estadounidenses de maíz y soja, y explica que todos los agricultores del mundo fumigan de la misma forma derrochadora, independientemente de si cultivan tomates, maíz o brócoli.
«La tecnología central que desarrollamos es la capacidad de ver lo que sucede en el campo y tomar decisiones en tiempo real. Por lo tanto, definitivamente existe un potencial infinito para expandirse a otros mercados a nivel mundial y otros cultivos, además de expandir la tecnología a otros usos además de los químicos», concluyó.
Fuente: NoCamels
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